miércoles, 9 de diciembre de 2015

Un mano a mano
De

Jamón Pata Negra y Pata Blanca.

Por Rodolfo “Positivo” 


   En Venezuela hay un problema por la escases tan graves de toreros venezolanos, y aunque los haya muchos no valen un duro. 


 Todos sabemos la calidad del famosos jamón pata negra ibérica y lo notamos por su aroma, color y además de esto por dejar en nuestro,para dar un sabor único. Ahora bien, Claro al comer un trocito del pata blanca la diferencia es incomparable al jamón ya mencionado al principio de esta reseña. Viéndolo de un punto de vista en mi óptica podríamos comparar a estos dos novilleros Manolo Vanegas y el imitador de Enrique Ponce el aprendiz Jesús Colombo que se presentaron el día 29 del mes pasado(2015),Plaza de Toros Monumental Bernardo Valencia. Vamos a dejarnos de huevo nadas porque Manolito Vanegas verdaderamente es un torero de Jamón Pata Negra demostrando ser la ‘nueva edad de oro del toreo de nuestro pabellón nacional. 

 En cambio el fulanito ese del Jesús Colombo será siempre, parte de una banda de toreros ratonero, codilleo y pa' colmo ventajista que espera el viaje del burel para ejecutar su toreo chimbo como lo vengo reseñando al estilo de Enrique Ponce. Nadie se lo dice. Yo sí. Al final la verdad, es que este maletilla es todo un Jamón Pata Blanca insípido y chucuto.



   Quizá Manolito Vanegas  no ha sido inventor de suertes, pero hoy día ha puesto en funcionamiento que todo esto sea posible mientras este toreo libra batallas para querer ser figura del toreo.No se elige lo que se recuerda. 

 Pero si podemos saber porqué lo recordamos. Porque jamás lo habíamos aprendido. La vida, el arte, el sentimiento, la pasión, ni se entrena ni se aprende. Surge. Viene y va. Y es ejercicio de recuerdo. Lo que se aprende y se trabaja es asunto para la memoria. Recordar es asunto de vida, memorizar es asunto de trabajera enciclopédica. ¿Por qué recordaremos hoy a Manolito Vanegas? Porque hace el toreo que no se entrena, el que no se aprende, el toreo que surge de lo más profundo del corazón y el alma. 

De puntillas, en medio de lo inesperado, tras ejecuto lances de recuerdo para prologar una obra de arte natural, con armonía en los trazos, inspirada, con el ritmo que marcan cintura, muñecas y corazón. El arrebato contra lo vulgar, como el primer y último novillito que le correspondió en suerte de la ganadería yaracuyana procedente de Juan Campo Largo, Anormalmente vulgar fue la presentación de estos dos becerros. Mirados uno a uno, los avacados que envió Juan Campo Largo se sostenían en hechuras y suspendían, casi todos, en comportamiento. 

El segundo que le tocó en suerte de Laguna Blanca a Manolito fue el de más hechura Manolito Vanegas nos llevó el disfrute a otro nivel era la excepción: bien hecho, terciado, fuerte, armónico, estrecho de sienes. Y bueno sin exageraciones, porque el torito tuvo fijeza y el fondo preciso para viajar en las muñecas de Manolito, ya que tuvo la hondura para trazar las embestidas por abajo de verdad. Pero como ya lo vengo comentando el conjunto del ganado parte fue desigual sin bravura, fuerza y sin raza en la que no hubo oportunidad de que ningún becerro traicionara sus hechuras, porque ninguno de lo de Juan Campo Largo tuvo hechuras para pensar: era todo una vergüenza. 

 Voy a comenzar por el último novillito y finalizar con el segundo al que se le corto dos oreja. Manolito Vanegas nos entretuvo con su firme toreo, ese manso ultimo de su lote que no hizo más que buscar las tablas a toda costa desde que salió. Manolo Vanegas se dedicó en su tercero y último a demostrar que las enciclopedias no hacen falta más. Que no hacen falta libros ni fotos para ver a José Tomas y a José Arroyo Joselito, porque los dos juntos están en él, y con los ritmos y comportamientos del burel de ahora. El toro de ahora, hablando en concreto, era un tostado manso perdido que Manolito dejó crudo en el caballo y al que no se le conocían virtudes hasta que Manolito enseñó que podía embestir con ritmo y por abajo llevándose al manso de Campo Largo a los medios excepcionalmente. Lo hizo sin preparativos, sólo haciéndolo: así. Y en esa naturalidad está la clave de bóveda de la fascinación que ejerce. La naturalidad la transforma el torero de la región andina en la torería con que se movió o hizo el toreo a sus dos manos, o en la inventiva que le llevó a iniciar cada serie de una forma distinta, o en el valor que le permitió pasarse los toros tan cerca como el que más y torear hondo y despacio, reunido consigo mismo, sobre las dos manos. Tan cerca se lo pasó por sus cojones que sufrió en varias ocasiones volteretas muy aparatosas. 

En Manolito Vanegas está la sorpresa de la naturalidad y su toreo se graba porque está lejos de lo impostado y lo aprendido. Es el toreo que no se entrena. Y por eso deja infinitas huella. Estocada fulminante hasta la empuñadura por la cual se llevó una merecida tercera oreja. Más complicado aún el primero, porque a la falta de clase éste ‘Desgarbado’ unía la falta de humillación. Sin una mínima humillación, el toreo es imposible. A no ser que seas Manolito Vanegas poseas la capacidad para torear el movimiento animal y ordenarlo en series de pulso preciso, compás largo y temple. Una exhibición y otro balance injusto. Por mucho que se entrene, el toreo sirve también para sacarle partido a muchas dificultades que se le presente al torero como sucedió con este primero que le toco en turno en el sorteo a Manolito Vanegas. Lo poco lances y pases que logro exprimir con el engaño de la muleta a este novillo lo hizo a un nivel extraordinario. extrajo algo brillante a ese burel, que no tenía fuerzas en sus recorrido que no se movía para nada y que le costaba como soltar la cara para embestir nunca el diestro dudo de hacer lo mejor de su toreo, hay que ser un Manolito Vanegas para lograr hacer lo que él hizo. Y hay que dominar la ciencia magnífica que el maneja a su antojo para hacer parecer fácil lo difícil y posible lo imposible. 

Porque Manolito Vanegas logró que este primero, sin celo ni raza, no sólo no le tocase la muleta ni una sola vez, sino que la siguiese con algo que parecía hasta fijeza en muletazos largos y profundo, dejando en el paladar del concurrente ese buen sabor que nos deja el jamón pata negra ibérico . Aunque coloca un golpe mortal con el estoque en todo lo alto le dejó sin premio esa vez. pero fue en su segundo que las cosas cambiaria. Manolito Vanegas se mostró decidido en todo momento a no perder este combate en esa tarde tan importante para él. Venía a desmotara que solo hay un buen torero Pata Negra. 

Consciente el diestro de Seboruco que la competencia del Pata Blanca era poco para él, no dudo que caben bajadas de intensidad, quiso hacerlo todo y todo bien. Se recordará su prolijidad con el capote y muleta ante los tres bureles de su lote, detrás de la cual está la meta de volver a manejar la capa con la despaciosidad con que ya la ha manejado. El diestro andino fue todo actitud, sabedor de que en tardes como ésta se decide si la línea de una trayectoria sigue trazándose hacia arriba o no. La suya sí, por la entrega y los buenos muletazos que dejó ante el segundo, con mucha movilidad antes de tiempo, pero con el que alcanzó a construir una faena emocionante. Manolito es un torero singular un toreo artístico y hondo con la personalidad propia de los toreros de otros tiempos. Es un diestro que despierta pasiones y que es capaz de dotar de sentido a una tarde de toros con un solo lance y un extraordinario muletazo. Pero su toreo es mucho más que breves pinceladas o apuntes sueltos. 

El de Seboruco es, un torero de una gran personalidad, fue el protagonista absoluto de la tarde taurina del coso Monumental Bernardo Valencia. El diestro firmó una faena soberbia, de esas que quedan en el recuerdo de los aficionados, en la que se vació. Con el capote, fue ganándole terreno al toro. Ejecuto verónicas de gran calidad y muy bien templadas acompañado el cuerpo a cada vuelo del capote, lentas como esa arena que cae de un reloj finalizándola tras una media de cartel. 

Con el engaño muleteril, destapó el frasco de las esencias para componer una sinfonía de ese toreo de aroma clásico, lleno de arte y sabor que encandiló a los tendidos. Fueron mejores las series por el pitón izquierdo, donde hubo hondura, temple, ligazón y lentitud que sólo es posible explicarlo en los tiempo del toreo, que jamás equivalen al natural de ser humano. Los molinetes con las manos muy bajas se alternaron con las trincherillas; mientras que con la derecha los ángeles se vistieron de torero trazo bellos muletazos para templar, mandar y torear de verdad a un gran novillo de Laguna Blanca. Con las manos muy bajas. Toreo como los toreros de antaño del que nunca se olvida. Por muchos años que uno pise el ruedo. 

Nada que ver con ese toreo que está muy a la moda el llamado técnico, ratonero y codillera como la del Colombito. Por mucho que hayan querido destruir a Manolito Vanegas en esta difícil profesión, jamás podrán destruir su toreo inolvidable. Vanegas demostró el toreo que necesitamos para este tiempo en la cual estamos escasos de toreros. Demostró el toreo que seguirá siendo. Dos oreja con salida a hombro para un toreo de pies a cabeza. 

Con referente al Pata Blanca del Colombito no voy a gastar mi tiempo en reseñar a un imitador que solo bate chicha andina y deja encantos a los malos aficionados que se volcán en decir que este fulanito es un gran torero sin estar consciente de lo que observar desde las gradas; lamentablemente todo esto sucede cuando estos aficionados están hasta el culo con sustancia alcohólicas. 

                         

                        Prohibido olvidar 
                  Cosas que Hay que saber 
Siguen aumentando la preocupación, la desolación, la indignación y la crispación entre los aficionados, al seguir subiendo, en proporción geométrica, el acoso de unos anti taurinos, crecidos por el apoyo que reciben de muchos de los nuevos responsables de la política. No son pocos los alcaldes y etcéteras –esto se observa todo los años, en la ciudades del centro, caso como en Maracay y Valencia, en occidente, Maracaibo, también sufre estos ataques, en tierras andinas, Mérida, Tovar, Tariba y algunos poblados cercanos tierra tradicionalmente taurina y con récord de festejos celebrados al año- que cuestionan, cuando no prohíben directamente, la celebración de espectáculos taurinos. Aunque en algunos estados donde se organizan estos tipos de festejos, la movida anti taurina sigue dando que hablar y para escribir, así como la cara dura de algunos taurinos, que aprovechan el río revuelto echando la culpa a los que las prohíben, es de justicia los que queremos, y no quiero que pase más tiempo, sin que veamos una respuesta del primer Mandatario Nicolás Maduro, para que le ponga un parado a estos jóvenes por medios de los organismos de la fuerzas policiales, cuando estos anti taurinos, nos agreden en las puertas de las plaza de toros. Llegados a este punto, conviene recordar y subrayar algunas cosas: 


   Los toros son una manifestación más de nuestra cultura, arraigada desde hace siglos y representada, a través de la corrida -evolución estilística, normalizada y reglamentada de la antiquísimo relación del hombre con el toro- en prácticamente todas las artes y otras muchas ciencias, desde la medicina hasta la arquitectura, por poner dos ejemplos de materias bien diferentes. La tauromaquia es de todas las bellas artes la más ortodoxa, pues es la que más prepara el alma para contemplación de las grandes verdades, dijo Miguel de Unamuno, que no fue, ni mucho menos, el único intelectual que ha defendido una tradición que la moderna y falsa progresía quiere cargarse. También es significativa esta cita de Lorca: "El toreo es, probablemente, la riqueza poética y vital mayor de España, increíblemente desaprovechada por los escritores y artistas, debido principalmente a una falsa educación pedagógica que nos han dado y que hemos sido los hombres de mi generación los primeros en rechazar. Creo que la de los toros es la fiesta más culta que hay hoy en el mundo. Es el drama puro, en el cual el español derrama sus mejores lágrimas y su mejor bilis. Es el único sitio donde se va con la seguridad de ver la muerte rodeada de la más deslumbradora belleza". Y hasta Ortega y Gasset dejó escrito que para conocer bien a España, hay que conocer lo que sucede en una corrida de toros. 


   Es, tras el fútbol, el segundo espectáculo, en número de espectadores, muy por encima del cine o el teatro. Datos confirmados, significativo de su tirón y potencia. Por no hablar del impacto económico que produce, siendo varios miles de millones de euros, los que al Estado, ingresa por los toros, y prácticamente despreciable lo destinado a subvencionar alguna actividad relacionada con la tauromaquia. 




   ¿En base a qué ley se basan los políticos prohibicionistas para pedir su abolición o impedir la celebración de funciones de toros? ¿Por qué no realizan un referéndum, que decida el futuro de estos espectáculos en base a qué lo hacen? ¿Cuántos son los ciudadanos que piden esta prohibición? ¿Es un número significativo para que se lleve a cabo esa consulta? ¿Vale más la opinión, el gusto o la convicción de unos pocos sobre otros muchos? Democracia es vivir con arreglo a lo que dice la ley y, que yo sepa, no existe ninguna que impida la celebración de festejos taurinos, ni su organización o asistencia a los mismos. 

  


   En serio ¿No hay nada más urgente que intentar acabar con las corridas de toros? 



   En medio de toda esta polémica vuelve a ser significativa, y preocupante, la actitud pasiva de la mayoría de empresarios, ganaderos y toreros. Y es, no se olvide, su negocio lo que está en liza. No es nueva esta situación, ni de ahora, ese afán prohibicionista. También hay que recordar que, tras esas etapas oscuras, a las que fue el mismo pueblo quien puso fin, siempre resurgió el espectáculo taurino. Pero eso tampoco lo saben los que ahora se pavonean y, los chivos manos peludas que más mean de los defensores de animales en extinción, prefieren pagar una fuerte indemnización, antes que dejar que haya toros en sus fiestas patronales. Vaya concepto tienen de democracia estos pajaritos. 
   Ustedes tomen sus conclusiones.

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