Febrero siempre ha sido un mes de gran expectación por su fiesta de carnaval. Los organizadores echando análisis del peo que se avecinó porque Manuel Escribano no se recupera aún de la lesión de su muñeca y causa baja en el cartel de la primera de feria, profesionalmente buscaron la solución al problema de la sustitución, y lo mejor que pudieron hacer, con dos cojones bien puestos, fue designar al León de Caracas, Leonardo Benítez para poner el toque de emoción y competitividad que necesitaba este cartel, para dejar de ser una reunión entre panas.
La temporada comenzó en San Cristóbal, que tristemente terminó en fracaso, pero lo más importante es que las empresas vuelven a contar con os diestros que hacen sus campañas en Europa, México, Perú, Colombia. a Mérida regresa como gran estrella Leonardo Benítez "El León de Caracas", el ídolo nacional que siempre brilla con su presencia en los carteles de nuestro país.
El Matador de Toros caraqueño, nativo de la Parroquia La Vega, ajeno a su edad y por posición a las más grandes luchas del toreo, lamentablemente digamos que desde hace algún tiempo atraviesa un camino de altibajos y claroscuros. Sin embargo, en su última presentación ha dejado patentado un tramo feliz con su triunfo, aunque se le haya escapado algún trofeo por ahí.
Aunque a muchos les acojones lo que diré a continuación, durante su carrera, Leonardo Benítez siempre ha sido el que más público lleva a las plazas, siempre intenta sorprender agradando en su espectáculo cubriendo todos los tercios de la lidia, cumpliendo siempre con el objetivo de marcar éxito.
Con un toreo asi como el de Leonardo Benítez, provoca soñar. Por ello insisto que si algún torero merecía estar dos tardes en Mérida, ese debía ser El León de Caracas. Pocas veces se verá en cualquier feria el empaque, esa majestuosidad y ese buen hacer de Benítez, ya que borda el toreo. El que no vaya al ver a Leonardo Benítez dejará de observar en cualquier plaza de toros, ese crujir al compás de su poderosa muleta, de su toreo relajado, ese que deja fluir con el arte de su muñeca rota y sus hombros desmayados. Ese es El León de Caracas, Leonardo Benítez.
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