sábado, 20 de abril de 2024

La Feria de San Felipe 2024 con un torero de desaires


“EN CADA LANCE VA LA VIDA, PERO TAMBIEN VA LA GLORIA”

LAS CORRIDAS DE TOROS SON NUESTRA FIESTA
ES PARTE DE NUESTRO COMPROMISO DEFENDERLAS

Rodolfo "Positivo"
0424-283-13-96

     Una de las ferias taurómacas de nuestro país que más me gusta es la de San Felipe. En mi vida he tenido la ocasión de ir en dos ocasiones donde fui invitado por Augusto Rodríguez. 

     De hecho es una la Feria Taurina donde no es necesario mencionar una figura del toreo porque tan solo anunciar a Matadores de Toros Venezolanos los llenos que se pueden observar en la Plaza de Toros es impresionante, llenos de no hay boletos. 

     La Empresa Taurina de San Felipe para este año tiene previsto en sus carteles a Manuel Medina “El Rubi” y a ese mal torero de Jesús Colombo. Ojo! capaz digan que la plaza se llenó porque este fulanito de Colombo fue anunciado este año 2024. ¡HAY QUE VER! Pero lo más curioso que según, este torero de Colombito quiere lidiar el ganado de la Heroína Carmen Rosa Campolargo y no lo de Edgar Bravo, ¿será que el Colombo se daría cuenta que este ganado no va pal' baile prefiriendo la garantía de la heredera Carmen Rosa? 

     Lo que no tiene calificativo es el toreo que desarrolla el diestro de Táriba Jesús Enrique Colombo, apodado ¡El Torero Circense!, con su vulgaridad recalcitrante, con su soberbio desarrollo del antitoreo, con sus carreritas acrobáticas, con su despliegue banderillero indescifrable, con sus posturas en oblicuo, en su desbordamiento propio cuando el mamífero que le toca en suerte le da por sitios bobos y evidentes. 

     Ya no se soporta a este funámbulo metido a torero de escuadra, de distancias lejanas, de carreras anti lujuriosas.  Como siempre ensaya su espeluznante tauromaquia a la carrera, dejando los palos en los sombrajos presuntamente taurómacos, y como es notorio provoca una conmoción en los tendidos, repartida entre palmas de tango y entre agradecidas ignorancias,  determinar la imposibilidad muletera en el pendular infame. No se por qué será, pero es una mañita sublima en madelmán, ver de todas las maneras horrorosas como torea Jesús Colombo, de rodillas, de cúbito supino, de aquí, de trapo fluctuante, de caricias indecentes en la carita del mamífero muerto, de besitos arrebatadores. ¡Qué suplicio! ¡Qué paciencia hay que tener para pagar una entrada y además ver semejante mal torero, cielo santo! ¡Qué martirio! ¡Qué obsceno este teatro de inoperancia verdadera! Verdaderamente un matador de toros indescriptible.

     La floritura de este tipo de torero como Colombo no está en la capa, ni banderillas ni muleta está en las mismas podridas entrañas que terminan con nuestra afición, con la verdad y con la Fiesta de manera decidida y, ya evidente, irrecuperable. Este matador de toros es lo insípido, es la intemperancia, señores. Y ya queda poco para su final.


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