Impresiónate ambiente en la Feria de San José 2024 en Maracay con un lleno de no hay entradas pero mas haya de hablar de este tema sobre el éxito del lleno en el recinto taurino pienso que hay temas mucho mas interesante por ejemplo que para mandar y templar, es necesario que el toro colabore en sus condiciones, al menos que sea una raspa. Así ha sido el toreo siempre, y siempre lo será para esperanza de algunos y la emoción que tanto reclama el resto.
“El Rubi” que había lanceado por doblones con brillantez, desplegó su capote ante el dócil animal al entrar en suerte, dibujando una serie de soberanas verónicas, templadas y ceñidísimas, ganando el paso como es de ley, rematando con media preciosa y un lance por alto a estilo muletero. Los lances pudieron por los rotundos olés restallando finalmente una ovación indescriptible, reproducida al retirarse Manuel Medina “El Rubi” al estribo. La memorable faena fue así: tres muletazos de tanteo, auténticamente bien ejecutados un garboso doblete de pecho para preparar. Después, entre música y olés tandas de derechazos resueltas con ceñidísimos y largos pases de pecho. Otros pases en redondo, alegrando la brusca embestida del novillo, muy descastado fue este eral, con el que no consiguió una gota de emoción que se rajó pronto y todo quedó deslavazado y destemplado, pero aun así los cadenciosos movimientos de la mandona muleta de “El Rubi” seguían ganándose a los aficionados.
Más tarde el adorno, consistente en un pase de pecho, tras de haber cambiado de mano, pasando por delante, ligando un elegante molinete. Repetición de este adorno y muy luego, otros vistosísimos en busca de la igualada de la res, que prontamente lograda fue muerta de estocada fulminante, entrando a la verdad. Las palmas hacían humo cuando “El Rubi” daba la vuelta al ruedo, ostentando ufano una sola oreja que a unánime petición le fue concedida al diestro neoespartano, el héroe insigne que personalizaba a Manuel Medina “El Rubi” triunfante en ánimo y en grandeza.
"El Amarillo” cortó dos orejas pero lo hizo como nadie esperaba. En primer lugar, porque este novillo que tenía delante era algo más cuajado. Podría decir que no era gran cosa pero se dejó hacer más cositas que los demás astados y lo digo porque era factible para el espectáculo además como lo resalté tenía algo de nobleza tontorrona.
Desde que salió del los chiqueros al inicio de faena con el capote embestía con la cara alta repartía tornillazos; salió cabeceando mucho como un loco; y que nos dejó sin ver mas lucimiento en las verónicas porque el capote de José Cariel “El Amarillo” ha conmocionado esa tarde la Fiesta en Maracay. Nada volverá a ser lo mismo, ha muerto el hombre y ha nacido una esperanza en la tauromaquia de Venezuela.
Además, en segundo lugar, porque este muchacho supo ver la posibilidad de nobleza del animal después de quedar fijado en banderillas. Cuando casi nadie daba un duro por la materia, el torero aragüeño se colocó en el sitio y fue metiendo al toro imperfecto en tandas ligadas, toreadas y justas. Acertó a seguir dibujando, a pulsear, a enganchar con sutilidad con la mano derecha tomada la distancia conforme a la condición del torito, ni dentro ni fuera. Donde convino y donde era. La determinación del torero quedó patente. La ovación fue cabal. Torero a seguir. Entre la Química y la Física. Cuando el novillo le enganchaba y tiraba de él, el animal respondía con largura. El temple es un seguro de vida para los toreros y la técnica también. Con brotes de cierta personalidad pero sin asiento, el toreo se oscurece muchas tardes.
El animal quedó ahormado al primer instante, con la mirada incansable en el diestro, exhausto, toreado, pidiendo una muerte salvadora. No faltó echarle la muleta a la izquierda porque en los dos intentos que intento hacerlo en novillo le avisó que le echaría mano, pero se volcó en la perfección de la espada quedando la faena triunfal en justa medida. Estocada hasta la cinta fulminante. Dos orejas con fuerte ovación.
Y después, con su ligereza, facilidad y dominio en los rehiletes le colocó dos pares magníficos, muy toreramente, espectaculares, levantando muy bien los brazos y logrando la reunión con exactitud dejando llegar mucho al novillo, dejando boquiabiertos a los que llenaron las gradas para ser premiado con fuerte ovación.
Con referente a la faena de muleta brindó al respetable. Hizo una faena valiente, pero muy corta en la que solo aprovechó a dar algunos pases en las embestidas con temple y hondura a un novillo que no tenía ni un pase. Fue un novillo muy malo. El Villa Franca solo se dejaba sacar el jugo de la concha cuando el diestro con insistencia le sacó, habilidosamente, unos muletazos largos, hondos, al armado manso que empeoró a medida que transcurría la lidia. Fabio Castañeda se lo quitó de en medio por el socorrido procedimiento de la "puñalá". Había sido un novillo de peligro y emoción, con el cual se cerró un interesantísimo festejo. El resultado de su actuación fue pasear el anillo tras en una vuelta al ruedo con una sonora y fuerte ovación.
Fabio Castañeda viene de la región andina convertido en un torero más maduro, en busca de un clamoroso triunfo que lo ayude a resurgir una carrera que parece ya se encuentra en el ocaso por el nulo interés que tienen en su nombre las empresas que regentan las principales Ferias del país. Hoy la esperanza está en que este torero tapatío logre revivir su carrera y pueda convertirse en un primer espada de lujo, que tanta falta hace en algunos carteles.
LAS VERDADES DE “POSITIVO”
Pudimos observar en la barrera de la plaza a los empresarios taurinos Pedro Cortez y Orlando Faroh, apoyando con gran voluntad y empeño la defensa de la fiesta taurina. He aquí donde ambos demuestran un espíritu de solidaridad con su presencia. Comentaba Orlando Faroh no solo se debe ir a las corridas de toros de primera categoría, hay que apoyar con nuestra presencia todos los festejos que se organicen en nuestro país.
Echándole un vistazo a todo lo que sucedía a mi alrededor ese día observé en la puerta principal donde entraban los diestros y personas autorizadas, la firmeza de como ejercía su función el Sr. Silverio, metiéndo a todo el mundo en cintura, sin mucho guabineo, llámese como se llame, como debe ser.
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