Querer ser matador de toros no es cuestión de mamadera de gallo, creo que es la profesión mas jodida que yo haya conocido en mi vida, porque jugarse la vida con un toro no es cuestión de pajas. Mucho menos si te vas a enfrentar a unos toros para ejecutar un toreo al estilo de Mario Moreno "Cantinflas" o de bufos.
Muchos lo hacen para lucir un vestido para que las carajitas te paren bolas y cogerte unos cuantos culitos. Lo repito como el ajo, una vez mas: esta vaina es muy jodida y además de esto, comprometedor.
Esta claro que hay que ser condescendiente con los diestros que aspiran estar en el escalafón bien sea en los puestos superiores o inferiores, esos que aspiran no ser matadores de toros, sino a ser figura del toreo nacional. Como se ve, no es que tengan aspiraciones demasiado altas, se conforman con lograr honores como figuras y no como cualquier torero.
Y así lo demostró Miguel Tahan “El Jeque”, que realmente lleva sus planes con escrupulosa rectitud, tal como ha demostrado el domingo 18 pasado cuando le pegó un verdadero repaso a sus compañeros que compartieron cartel con este diestro aragüeño.
Vamos al lío gordo: Al parecer el diestro Manolo Zapata no acabo muy contento con el público de la Maestranza Cesar Girón de Maracay, a quien dice no entender y del que no sabe qué es lo que quiere. Lo que pasa es que este Zapata no sabe en que calzado entra para amoldarse con el publico y con el toro que le de la facilidad del triunfo.
Manolo Zapata es uno de esos toreros que siempre ha llegado ser un diestro tosco he insípido en su interpretación de su toreo chungo. Lleva ya algunos años cuestionado como torero, ya que no demuestra ninguna virtud en su profesión. Esperemos que la afición taurina de Venezuela lo mantenga en sus oraciones para que surja en cualquier profesión que pueda tomar. Pero visto lo del domingo, mejor que se valla retirando buscando otras alternativas. Que se busque un terrenito para que siembre legumbres y lo venda en los mercados de las misiones de este proceso Socialista Revolucionario, tal vez le vaya mejor y no pasa tanto susto.
El fulanito este de Manolo Zapata lo único que le faltó fue dejar las ganas de aparearse con el burladero cuando en el ruedo de la Maestranza de Maracay salió el burro con pitones de Villanueva, un manso que todo su interés era refugiarse en las tablas pero que podía sacarle algo de provecho en esos terrenos. Zapata jamás tuvo la intención de buscarle y sacarle algunos muletazos para animar los tendidos, Zapata estuvo por debajo de su enemigo. Y ante este burro con pitones procedente de “El Roció” del ganadero Villanueva que pedía una muleta poderosa, no lo aguantó y estuvo al margen del toro rajado.
Mostró muchas precauciones, impropias de un torero con escasos contratos, siempre se mostró remiso en la entrega, comenzando la faena sin gustarse. Y cuando un torero no se gusta, difícil es que llegue a transmitir en los tendidos. El Fulanito este del Zapata mantuvo la línea de los últimos tiempos: ventajitas, pasándoselo muy lejos, sin pararse y alargando el brazo. Siempre toreó al hilo del pitón, con la muleta retrasada bailando en la cara del toro cuando este podía, en lugar de imponer el mando sobre su enemigo. Cuando al Zapata dieron el pitazo que el pitón donde se le podía sacar muletazos era el izquierdo ya era demasiado tarde. Cuando este trató de ligar la faena por este lado el burro con pitones ya estaba espabilado vió cómo el pico de la muleta viajaba entre los dos pitones acariciando el testuz y escupiéndolo hacia fuera.
Así con similares trazas y otras más pasó con otras tandas. De esta manera aburrió al público de la fracasada faena y un gran aficionado que estaba en los tendidos le recordó que era hora de cerrar el kiosco cuando el Zapata falló de facultades físicas se cayó en la cara del toro sin que el toro le tropezara. Con la espada estuvo fatal pareciera que estaba estoqueando una aceitunas. Fuertes pitas.
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