De por si no es nada nuevo que en el argot taurino se escuche en los corrillos el famoso tema de “el sobre”, que es donde va el dinero que los matadores de toros dan a los periodistas y cronistas taurinos en gratificación para que estos a su vez puedan colocar en sus columnas de prensa buenas referencias sobre la presentación del diestro, si estos llegaran a cometer un petardo durante la faena.
Pero aquí no termina esta historia porque ahora es que viene lo bueno de esta vaina. El diccionario de la lengua dice que criticar es juzgar de las cosas, fundándose en los principios de las reglas del arte. De igual modo es censurar, notar, vituperar las acciones o conductas de algunos.
Ateniéndonos a su definición en su más pura acepción, nos daremos cuenta de que la crítica taurina no existe más que en contadas ocasiones ya que la misma no hace con la ponderación y objetividad que son necesarias. Normalmente, siempre hay excepciones, las críticas más bien parecen meras gacetillas de lo que ocurre en el ruedo.
La labor de un crítico es decirnos y hacernos ver el por qué una faena ha sido buena o mala, los defectos o virtudes con que se hayan llevado a cabo, el por qué de si la lidia ha sido la correcta o no,… Viene sucediendo que, como a menudo son los mismos revisteros los que van de feria en feria encargándose de relatarnos cuanto aconteció en los ruedos, repiten sus juicios con profusión de adjetivos para alcanzar lo
bueno que haya podido hacer el espada de turno y en cambio rehuyen a la crítica por lo que de perjudicial pueda tener para ellos.
Tratan, no todos, de justificar una mala actuación del toreo que esta en el momento de la lidia echando la culpa al ganado, a veces sí la tiene, y algunos se atreven a justificar la nula entrega de algún coletudo diciendo que no pudo hacer nada porque el burel que le tocó era a contraestilo; le absuelven del “pecadito” cometido y aquí no ha pasado nada, joder, por esta razón es que la fiesta taurina de Venezuela no vale una mierda y los toreros extranjeros nos vacilan y nos llaman indios ignorantes. ¡Qué barbaridad! ¿No hemos quedados en que todos los toros tienen su lidia?
Ahora va a resultar que los ganaderos deberán hacerse un fichero en el que se indique las características y forma de torear de cada torero para tratar de criar sus toros a la medida y gusto de los consentidos toreritos, a gusto del consumidor pues.
Lo que si es verdad, es que hoy en día la mayoría de las críticas se hacen con una calidad literaria digna de elogios, pero en contra se olvidan a menudo de que verdaderamente importante, es decir toda la verdad, la cual brilla por su ausencia.
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