domingo, 20 de septiembre de 2015

Tarek William Zab no sabe en qué palo ahorcarse,
Crueldad y Barbarie bien entendidas

Una vez más, de nuevo por este rincón taurino de Ferias y Fiesta de Venezuela. Sigo insistiendo que el Defensor del Pueblo, Tarek William Saab, debería dedicarse ejercer su aérea laboral en argumentos que competan a su despacho. Y no vincularse en las corridas de toros.
Este parlanchín,  sigue  condenando el supuesto maltrato animal y piden la prohibición de los espectáculos taurinos, así como la organización de este tipo de evento. Olvidan que precisamente en otros países del mundo que se practica esta cultura, van en aumento los festejos y en consecuencia, como es natural, la afición.

¿Muchos clama que Francia, España y otros países europeos son tercermundistas? Justamente los que claman por la barbarie de la fiesta de los toros, no les escuchamos pronunciarse por la desasistencia y abandono a los países pobres, donde mueren al año millones de niños por enfermedad y hambre.

¿Entonces señor  Defensor del Pueblo, de qué barbarie estamos hablando? Mientras seamos tan bárbaros e inhumanos entre nosotros mismos, ¿cómo se atreven algunos a pedir la abolición de la Fiesta? A los toros a nadie se les obliga a acudir, como tampoco se debe prohibir que vaya. Ahí empieza la libertad y los derechos constitucionales del ciudadano. Barbarie es matarse los hombres entre sí en guerras y más guerras. Barbarie es la violencia de género que padece la sociedad actual, Barbarie son las inmensas colas que hacen a diarios los ancianos, ancianas, mujeres embrazadas, y muchos venezolanos para comprar alimentos en los supermercados, incluyendo los del Gobierno, es lamentable escuchar que sus ministros, siempre andan mintiendo, diciendo que están totalmente abastecidos, Barbarie es ver las largas colas en farmacias y locales de ventas de respuestas de vehículos.  



 En nuestro país hay barrios enteros donde la droga y la delincuencia hacen estrago, matado a los ciudadanos que caminan por las calles de Caracas, o los consecuentes atracos en los transporte públicos. Y más allá de nuestra fronteras, basta echar un vistazo al cuerno de África, donde en países como Somalia, Etiopía o Kenia, cada día mueren miles de personas, porque no tienen nada para comer. Allí no hay petróleo y ninguna potencia los echa en cuenta, salvo algunas ONG’s que los socorre.  Nadie clama.



Porque no prohíben los conciertos rockeros que montan el gobierno en la plaza Miranda y en otros estados de nuestro país, donde abundan la drogas de todo tipo. Droga que son comercializados por los jibaros en las narices de los funcionarios de los cuerpos de seguridad. Droga que son uso de consumo, por personas que acuden a esos conciertos que el gobierno patrocina y montan. Droga que dañan y matan a los seres humanos.                                 

  En cualquier parte de nuestro estado venezolano, actualmente hay problemas tan grandes como el desempleo, estamos jodíos, por falta de alimentos, también padecemos de los insumos médicos, y para colmo  hay que echarle un camión de bolas, para hallar repuestos de vehículos.
En el caso de los alimentos, la leche, harina pan, aceite, mantequilla, arroz, azúcar, café, atún, el pollo y la carne si lo llegas a conseguir con suerte, están por las nubes, de los artículos personales, hay escases de pañales, desodorante, jabón de lava platos, Jabón  corporal, Champú, Gel para cabello, toallas sanitarias, si vamos al tema de los repuestos automovilístico, ni hablar de que somos, “o son” incapaces de solucionar. Los albergues están colapsados. En asociaciones de beneficencia no dan abasto, pese a la ingente labor de asistencia a las familias y los sin techo. Nadie clama.

Sin embargo ignoran que la Fiesta de los Toros genera más de 300.000 puestos de trabajo. Viven de ella muchas familias en Venezuela. Por si fuera poco, hay más de 500.000 hectáreas de tierra dedicadas a la crianza de toro de lidia, que forman parte del ecosistema, además de generar beneficios a sectores como la hostelería, transportes, impulso del turismo interno, entre otros servicios. Es en definitiva uno de los espectáculos de arte que más gentes mueve.

La crianza, su lidia y la posterior muerte del toro en el ruedo hay que entenderlas. ¿Es cruel dejar que los seres humanos se mueran de hambre, y otros miles en las guerras? ¿Es entendible lo ante expuesto, a lo que debemos dar la real prioridad e importancia?


Gracias, muchas gracias a todos.

Gracias, muchas gracias a todos. A quienes comparten mi opinión sobre lo que he reseñado anteriormente, al Defensor del pueblo, Tarek William Saab, que merodea como las ratas, alrededor del toreo para vivaquear al amparo de sus bien pagadas ideas prohibitorias. Sigo manteniendo firme que el Defensor del Pueblo Tarek William Saab, le quedo muy grande el cargo que le asignaron. Habla por hablar, ignorando lo que verdaderamente, significa la fiesta y cultura de las corridas de toros.  

Alguien me dirá que los cambios son positivos, que es necesario cambiar. Discrepo. Dentro de los cambios, unos son evolutivos y otros regresivos. Bueno, incluso puede que exista una tercera modalidad: la involución. Para explicarlo, basta con un ejemplo sencillo. Un día el mono bajó del árbol. Subía cuando venía la fiera a comérselo, hasta que un día dijo: Ya está bien de tanto carajo de subir y bajar y se puso de pie y aprendió a usar un palo y a hacer fuego. Y así llegamos del mono al homo erectus (que nada tiene que ver con una erección) y luego, al homo sapiens, el que sabe, el que piensa. Eso es cambio evolutivo. A mejor: un día alguien, quizá Belmonte, dijo, qué hartura de me quito me pongo, mejor así con los brazos que con las piernas. Y el toreo pasó a ser homo sapiens.

En el toreo, como en el hombre, existe un gen regresivo, una especie de salto atrás. Una querencia a la no inteligencia. Hay quienes quieren el toro; ese de antes, de que ese torero. Quizá Belmonte, dijera, mejor me quedo quieto y toreo con los brazos. Los hay. Los hay que piensan que el toreo, no es que esté mejor en Interior y no en Cultura, no, qué va.

Algunos querrían que el toreo dependiera de Instituciones Penitenciarias. Otros creen que es posible conjugar con naturalidad en tiempos de crisis las relaciones comanditarias, empresario/apoderado/ganadero/socio de otros empresarios y, a la vez, casi propietario de plazas. Ese es un gen regresivo.

Por la sencilla razón de que un día nos pusimos de pie para darle caña a la fiera. No para convertirnos en una fiera. Creo que en la vida, y el toreo refleja la vida como ninguna otra actividad, el cambio, o es hacia adelante, o es hacia la evolución, o no es cambio.

Es regresión. Involución. Y, de eso justo es de lo que, me incluyo encabezando las listas, no estamos hablando. De la evolución del toreo que, ya, pero tan ya que es Ley, es arte del toreo. Dónde ha de ir, cómo ha de expresarse mejor, qué toro se ha de seleccionar para ese arte, qué exige a este arte, la sociedad actual, el público actual. Mientras seguimos hablando de esos diestros legendarios como Gallito y Belmonte, quizá se nos pasa por alto que tras Leonardo Benítez, llegaron Ponce, Juli, Morante… y tantos estupendamente buenos. Y que son tan buenos delante de tantos toros tan bravos y tan seleccionados evolutivamente. Quizá hablamos demasiado de pleitos, de conflictos, quizá estamos de nuevo a cuatro patas, brincando al árbol porque viene la fiera. Que puede que no sea otra que nosotros mismos.

 Fin de nota

No hay comentarios:

Publicar un comentario