Tarek William
Zab no sabe en qué palo ahorcarse,
Crueldad y Barbarie
bien entendidas
Una vez más, de nuevo por este
rincón taurino de Ferias y Fiesta de Venezuela. Sigo insistiendo que el
Defensor del Pueblo, Tarek William Saab, debería dedicarse ejercer su aérea
laboral en argumentos que competan a su despacho. Y no vincularse en las
corridas de toros.
Este parlanchín, sigue
condenando el supuesto maltrato animal y piden la prohibición de los
espectáculos taurinos, así como la organización de este tipo de evento. Olvidan
que precisamente en otros países del mundo que se practica esta cultura, van en
aumento los festejos y en consecuencia, como es natural, la afición.
¿Muchos clama que Francia, España
y otros países europeos son tercermundistas? Justamente los que claman por la
barbarie de la fiesta de los toros, no les escuchamos pronunciarse por la
desasistencia y abandono a los países pobres, donde mueren al año millones de
niños por enfermedad y hambre.
¿Entonces señor Defensor del Pueblo, de qué barbarie estamos
hablando? Mientras seamos tan bárbaros e inhumanos entre nosotros mismos, ¿cómo
se atreven algunos a pedir la abolición de la Fiesta? A los toros a nadie se
les obliga a acudir, como tampoco se debe prohibir que vaya. Ahí empieza la
libertad y los derechos constitucionales del ciudadano. Barbarie es matarse los
hombres entre sí en guerras y más guerras. Barbarie es la violencia de género
que padece la sociedad actual, Barbarie son las inmensas colas que hacen a
diarios los ancianos, ancianas, mujeres embrazadas, y muchos venezolanos para
comprar alimentos en los supermercados, incluyendo los del Gobierno, es
lamentable escuchar que sus ministros, siempre andan mintiendo, diciendo que
están totalmente abastecidos, Barbarie es ver las largas colas en farmacias y
locales de ventas de respuestas de vehículos.
Porque no prohíben los conciertos
rockeros que montan el gobierno en la plaza Miranda y en otros estados de
nuestro país, donde abundan la drogas de todo tipo. Droga que son comercializados
por los jibaros en las narices de los funcionarios de los cuerpos de seguridad.
Droga que son uso de consumo, por personas que acuden a esos conciertos que el
gobierno patrocina y montan. Droga que dañan y matan a los seres humanos.
En cualquier parte de nuestro estado venezolano, actualmente hay
problemas tan grandes como el desempleo, estamos jodíos, por falta de
alimentos, también padecemos de los insumos médicos, y para colmo hay que echarle un camión de bolas, para
hallar repuestos de vehículos.
En el caso de los alimentos, la
leche, harina pan, aceite, mantequilla, arroz, azúcar, café, atún, el pollo y
la carne si lo llegas a conseguir con suerte, están por las nubes, de los
artículos personales, hay escases de pañales, desodorante, jabón de lava
platos, Jabón corporal, Champú, Gel para
cabello, toallas sanitarias, si vamos al tema de los repuestos automovilístico,
ni hablar de que somos, “o son” incapaces de solucionar. Los albergues están
colapsados. En asociaciones de beneficencia no dan abasto, pese a la ingente
labor de asistencia a las familias y los sin techo. Nadie clama.
Sin embargo ignoran que la Fiesta
de los Toros genera más de 300.000 puestos de trabajo. Viven de ella muchas
familias en Venezuela. Por si fuera poco, hay más de 500.000 hectáreas de
tierra dedicadas a la crianza de toro de lidia, que forman parte del
ecosistema, además de generar beneficios a sectores como la hostelería,
transportes, impulso del turismo interno, entre otros servicios. Es en
definitiva uno de los espectáculos de arte que más gentes mueve.
La crianza, su lidia y la
posterior muerte del toro en el ruedo hay que entenderlas. ¿Es cruel dejar que
los seres humanos se mueran de hambre, y otros miles en las guerras? ¿Es entendible
lo ante expuesto, a lo que debemos dar la real prioridad e importancia?
Gracias,
muchas gracias a todos.
Gracias, muchas
gracias a todos. A quienes comparten mi opinión sobre lo que he reseñado
anteriormente, al Defensor del pueblo, Tarek William Saab, que merodea como las
ratas, alrededor del toreo para vivaquear al amparo de sus bien pagadas ideas
prohibitorias. Sigo manteniendo firme que el
Defensor del Pueblo Tarek William Saab, le quedo muy grande el cargo que le
asignaron. Habla por hablar, ignorando lo que verdaderamente, significa la
fiesta y cultura de las corridas de toros.
Alguien me dirá que los cambios
son positivos, que es necesario cambiar. Discrepo. Dentro de los cambios, unos
son evolutivos y otros regresivos. Bueno, incluso puede que exista una tercera
modalidad: la involución. Para explicarlo, basta con un ejemplo sencillo. Un
día el mono bajó del árbol. Subía cuando venía la fiera a comérselo, hasta que
un día dijo: Ya está bien de tanto carajo de subir y bajar y se puso de
pie y aprendió a usar un palo y a hacer fuego. Y así llegamos del mono al homo
erectus (que nada tiene que ver con una erección) y luego, al homo
sapiens, el que sabe, el que piensa. Eso es cambio evolutivo. A mejor: un
día alguien, quizá Belmonte, dijo, qué hartura de me quito me pongo, mejor
así con los brazos que con las piernas. Y el toreo pasó a ser homo
sapiens.
En el toreo, como en el hombre,
existe un gen regresivo, una especie de salto atrás. Una querencia a la no
inteligencia. Hay quienes quieren el toro; ese de antes, de que ese torero. Quizá
Belmonte, dijera, mejor me quedo quieto y toreo con los brazos. Los hay.
Los hay que piensan que el toreo, no es que esté mejor en Interior y no en
Cultura, no, qué va.
Algunos querrían que el toreo
dependiera de Instituciones Penitenciarias. Otros creen que es posible conjugar
con naturalidad en tiempos de crisis las relaciones comanditarias,
empresario/apoderado/ganadero/socio de otros empresarios y, a la vez, casi
propietario de plazas. Ese es un gen regresivo.
Por la sencilla razón de que un
día nos pusimos de pie para darle caña a la fiera. No para convertirnos en una
fiera. Creo que en la vida, y el toreo refleja la vida como ninguna otra
actividad, el cambio, o es hacia adelante, o es hacia la evolución, o no es
cambio.
Es regresión. Involución. Y, de
eso justo es de lo que, me incluyo encabezando las listas, no estamos hablando.
De la evolución del toreo que, ya, pero tan ya que es Ley, es arte del toreo.
Dónde ha de ir, cómo ha de expresarse mejor, qué toro se ha de seleccionar para
ese arte, qué exige a este arte, la sociedad actual, el público actual.
Mientras seguimos hablando de esos diestros legendarios como Gallito y
Belmonte, quizá se nos pasa por alto que tras Leonardo Benítez, llegaron Ponce,
Juli, Morante… y tantos estupendamente buenos. Y que son tan buenos delante de
tantos toros tan bravos y tan seleccionados evolutivamente. Quizá hablamos
demasiado de pleitos, de conflictos, quizá estamos de nuevo a cuatro patas,
brincando al árbol porque viene la fiera. Que puede que no sea otra que
nosotros mismos.
Fin de nota
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