El universo taurino es capaz de aglutinar muchos rostros que le dan una personalidad única, brillante y original. En circunstancias, también se presta para que existan “asomaos” que más bien le dan un estado fúnebre, triste a las corridas de toros, y en los encuentros con la prensa en los agasajos.
Particularmente en una minúscula sociedad española ha tenido que soportar a esta “cosilla” que desfigura el firmamento taurófilo: como este maletilla aprendiz de Jesús Colombo. Un hediondo, pesao, presuntuoso, con ínfulas de creerse ser Enrique Ponce, que intenta robar espacio en los ruedos portátiles que están oxidados y en decadencia y las de tercera categoría de manera de escalar posiciones que le permitan llegar a lo que es imposible para él: ser figura del toreo.
Lo más perverso y maquiavélico de este Colombillo se pierda de vista a su objetivo taurino. Uno “encestar” de billete los bolsillos de cronistas de bajos fondos en las provincias ibéricas donde suele “torear”, para ganar centimetraje publicitario, claro, eso no se concreta porque hasta los hombres que relatan los hechos o acontecimientos del toro sacan con pinzas lo que “La Cosa” no ejecuta en la arena de la plaza de toros.
“La Cosa” Colombo, ha tenido los cojones descalificatorios de hacer descredito hacia sus colegas toreros venezolanos que verdaderamente están realizando campañas exitosas y transcendentales en España y Francia, con seriedad y profesionalismo como el brillante Manolo Vanegas, máximo representante de la tauromaquia de Venezuela, de quien “La Cosa” Jesús Colombo no ha dejado de exteriorizar la envidia a ese verdadero figurón del toreo nacido en Seboruco que ha desbordado una exquisita manera de torear en plazas como Las Ventas de Madrid y El Coliseo de Nimes del cual salió a hombros por la Puerta de los Cónsules.
Por eso, esa “Cosa” de Colombito siempre será un individuo que salió del sótano del recuerdo y allí volverá porque en el fondo de esta historia llena de una realidad innegable, el fantasma de la mediocridad lo persigue en el negativismo sepultando el poco o nada de talento esperpento que hace un mal circo en las plazas de toros, que como ya les dije son portátiles llenas de óxido y las de terceras en la España de Antonio Ordoñez, José Tomas, Paco Ojeda, Joselito, el maestro Antonio Chenel Antoñete, Paquirri, Espartaco entre otros.
Un episodio memorable en Jesús Colombo “La Cosa” en su niñez cuando su terquedad de su toreo en la capital de Táchira era señalado como la “esperma de la vela del diablo” porque halaba los pantalones de los empresarios taurinos y cronistas para que le “habilitaran” una pasta de billete para emprender el viaje a España.
Tanto fue lo chupamedia que logró su meta, “La Cosa” está allá, pero jodiendo y mal poniendo a los triunfadores y victoriosos de la patria de Bolívar, pero a Manolo Vanegas no le afecta en lo más mínimo las presentaciones de esa “Cosa”. Vanegas sigue en la buena racha donde las figuras suelen llevar una visión de inmortalidad gloriosa en el mundo donde se rodean como profesionales como son las corridas de toros, así de arrollador y triunfante es Manolo Vanegas.
Finalmente, “La Cosa” ese “esperpento”, de Jesús Colombo ha sabido “amaestrar” su olfato al llegar en aquellos puntos donde pueda satisfacer su desespero taurino que poca luz alcanza en medio de un espíritu negro que salió de los más bajo y vil de la bella ciudad del Táchira, parido de la “cosificación” porque no tuvo madre quien le diera amparo o refugio.
¡POBRE “COSA” LA DE ESTE AMARGADO FULANITO “IMITADOR DE ENRIQUE PONCE” DEL COLOMBITO.
Pero mientras esto sucede con “La Cosa” nuestra primera figura novilleril que terminó de puntero en el escalafón menor europeo, colocando en alto el tricolor de nuestro pabellón, mantiene su toreo en algo que no puede pasar desapercibido, cuando todo lo complejo se reduce a lo sencillo, cuando se hace transparente, cuando nada esconde. Es cuando todas las claves se nos muestran en una sola: en la esencia. Es pasar el toreo y todas sus preguntas por una criba de la que se saca la pepita, la semilla de oro, lo que yace en lodo del fondo del río. Por esta razón Manolo Vanegas está donde está.
Es muy triste y muy bajero , que para hablar bien de Manolo Vanegas lo tengas que hacer desprestigiando a un gran torero , que ni tan si quiera conoces por lo que hablas de él, pues que sepa usted q Jesus Enrique Colombo es un artista de los pies a la cabeza con un arte y un estilo q no se puede aguantar y encima una persona humilde con muy buenos valores con una educación exquisita responsable y ha llegado hasta aquí gracias a el mismo y lo q le queda señor eso ya lo vera usted y se meterá la lengua esa tan larga q tiene x el culo .un saludo desde España q aquí lo adoramos y nos hace disfrutar muchísimas tardes y las q nos quedan
ResponderEliminarBuenos días desde España !! Me quedo sin palabras al leer este ensañamiento contra un chaval que lucha por ver cumplido su sueño .
ResponderEliminarSe ve muy poca profesionalidad de su parte .
Yo soy Médico señor ... imagine que usted mañana está en un hospital y yo soy un ser tan despreciable como usted , y como tengo tanto odio acumulado , atiendo a su compañero de habitación y a usted lo dejo morir , sería de muy poco profesional por mi parte , pues así es usted , sus palabras lo retractan y todo lo que usted escribe , es lo que es usted , usted salió del fango y fango volverá , porque no tiene cabida en otro lugar . Dicho esto , quiero expresar que yo he visto torear a a Jesus Enrique Colombo , que así es su nombre artístico ,?está en el camino de ser una gran figura del toreo, creo que usted no lo ve porque está lleno de odio y porque ni idea entiende de toros.
Si allí no lo quieren , pues déjenlo tranquilo en la madre patria que lo acogimos con los brazos abiertos , donde en cada tarde que lo vimos nos deleitó con su clase , esa que a usted le falta .
Sin más me despido , pero no sin antes hacerle una prescripción médica .... compre loracepan y tome tes al día , después acuda a un psiquiatra , usted es un camicace del periodismo al que no merece tener ningún lugar en esa profesión .