Rodolfo “Positivo”
Cronista taurino del Diario Vea.
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Un desplante de Hilda Tenorio
Pasarán los días, los años y siempre habrá un algo, un todo, que dentro del ser de uno mismo, te haga emocionar por encima de cualquier otra cosa.
Las distintas ramas artísticas son fuente de desembolso de muchas de esas ilusiones, que en el caso de la tauromaquia, hacen aflorar una consigna por la cual se desbordan todos esos incentivos de júbilo.
Como si de un ser querido se tratara al que llevas mucho tiempo sin ver, de semejantes maneras lo transmite esa gran matadora de toros mexicana Hilda Tenorio, cada vez que se viste de luces en público.
No seré yo quien diga eso de "lo breve si es bueno, es dos veces bueno" porque caería en tópicos y creo que es lo que le sobran a la fiesta. Y también porque el estado tan delicado por el que estamos atravesando no es plato de buen gusto para ningún aficionado, que la gran leyenda viva del toreo y el más rentable para las empresas, no se vea compartiendo quehaceres y competencias con otros compañeros.
Hilda Tenorio ejecutando el péndulo
Ir para la Plaza de Toros de San Cristóbal a ver a Hilda Tenorio, Mari Paz Vega, Conchi Ríos, es reventar taquillas, mover a tantos aficionados por un sentimiento y por encima de todo, seguir ensalzando a su profesión de la mejor manera que sabe hacer que es creando el arte del toreo.
Por lo tanto, esperemos que ese día en la Feria Internacional de San Sebastián se vea a Hilda Tenorio La ilusionista, esa torera que ha enamorado a una afición prodigiosa con su tauromaquia y que sea un indicio claro de que se encuentra en plenas y pulidas facultades después de Navegante, y que los aficionados de Venezuela ojalá se vean recompensados con citas importantes en ruedos nacionales, ya que bien sabe que se le espera como agua de Enero.
Cada vez que Hilda Tenorio hace el paseíllo en cualquier plaza de toros donde se presenta va de sobra en búsqueda del triunfo.
Hilda Tenorio en la suerte de banderillas con un par al violín
Una realidad categórica e impuesta por el bravo alarde de la verdad. Una utopía del engaño que no se convierte en fructífera ni por asomo. Técnica depurada, trazos de pincel fino, colocación impropera. Los terrenos que pisan al inicio de sus faenas pone de punta los vellos del cuerpo, por el péndulo hacen envidiar a los altos hornos de cómo puede haber tanta temperatura en un palmo de arena. La templanza y la esperanza. Ser el único que apostó por todos sus toros malos o con teclas, de cambiar el pensamiento a tantas personas.
Es una Figura femenina del toreo que arrebata pasiones e hipnotiza a la concurrencia. La concordia con el toro y el buen hacer de sus telas a la hora de dialogar con él. Sin comprimir sentimientos, sin dejarse ni olvidarse nada en el hotel. Esto es para ser una figura del toreo de esta época.
Hilda Tenorio larga cambiada con rodillas en tierra
Valor, perseverancia, inquietudes, miedos no fingidos, solidaridad y honradez. Todas estas características complementan a una Mujer libre, a un ser que no se amedrenta ante nada ni nadie. Alguien que ha aprendió a ganarse esa categoría que atesora y conserva hasta el día de hoy. Sin engaños, constante y fiel a sus principios, no ha hecho otra cosa más que no dejar el lápiz y seguir trazando esa línea, la cual, su ascenso no ha dejado nunca de parar.
Bellísimo lance a la verónica con las manos bajas de Hilda Tenorio
Perseguidora de sueños, no supura ni se toma un café con la nostalgia. Vive el momento y se crece con el dolor. Nada acata de improperio, sólo entiende de alegría y aprendizaje.
Esa niña la que una vez fue antitaurina y hoy día es una gran matador de toros logró comprender el verdadero significado del mundo de las corridas de toros. Bendita seas Hilda!. Esa es la auténtica y absoluta convicción, de arrebato y de tu grandeza.
En cualquier caso, los espejos aunque viven de reflejos, se acaban rompiendo. Eso empuja al beneficio del origen de la personalidad de un torero. Pistolero de emociones, del anticulto y el talante, no hay torero con más crédito que Hilda Tenorio.
Extraordinario derechazo con mando y temple de Hilda Tenorio
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