lunes, 3 de abril de 2023

José Cariel “El Amarillo” triunfa con la pureza del toreo grande

“EN CADA LANCE DEL TORERO VA LA VIDA,

PERO TAMBIEN VA LA GLORIA” 

Rodolfo G “Positivo”

0424-283-13-96



     Los amantes de la tauromaquia consideran esta lucha un arte, plasmado en la pintura, literatura, música, etc. Como ya lo comenté, el cartel tenía algo novedoso porque se podría disfrutar de la torería de tres diestros del mejor plantel de nuestro país: Otto Rodríguez, César Vanegas y José Cariel “El Amarillo”, y la joven promesa Andrés Vanegas.

     Desde que el diestro José Cariel “El Amarillo” se inició en esta difícil carrera de torero, fue una debilidad de este crítico porque me gustó mucho su forma torear, un torero de culto al que durante un buen tiempo le seguí por muchas plazas. Esperemos que la nueva situación que ha llevado a cabo el gobierno del estado Aragua, de no permitir la muerte de los toros y seguir manteniéndolo a la usanza portuguesa no sea impedimento para que deje de ser el torerazo que es. El que abrió el armario de la pureza para devolverla y ser un espejo del toreo eterno. 

     En Maracay volvió a brillar, y lo hizo en una tarde de gala para descubrirse ante el empaque de un menudo torero de kilates llamado José Cariel “El Amarillo”, quien el pasado sábado 25 firmó una faena para el recuerdo, de las que se deleitan para la posteridad y que los aficionados rememoran con nostalgia. La que ha devuelto la esperanza a esa afición harta ya de ver siempre lo mismo. De los particulares sota, caballo y rey, de las malas empresas que han organizado en el pasado estos festejos taurómacos en esa región. Por eso “El Amarillo”, con su elegancia y torería, ha dado un nuevo paso en su trayectoria, a la par que esa afición ha encontrado a un nuevo torero de culto. A un tío que el sábado, con más de cuarenta años, dejó boca abierta al público presente que fue a deleitarse con José Cariel “El Amarillo”. 

     Lo mas curioso es que hasta ahora ‘el sistema’ que tienen los nuevos organizadores de las ferias de San Cristóbal, Mérida, Tovar, Táriba, La Grita, les han cerrado las puertas, para abrírsela siempre a los mismos. A quienes no han dejado que se renovara el toreo y aflorasen las nuevas ilusiones.


     Por encima de los epítetos más bellos que en estos días se han escrito al respecto del diestro José Cariel “El Amarillo”, como digo, lo más bello del mundo es que el diestro de Maracay nos ha dado la razón, algo que siempre tuvimos, pero que costaba calar entre el gentío y la masa cuando, como se sabe, defendíamos un “imposible” que, por gracia divina se ha convertido en posible.

     Nuestra dicha camina a la par con “El Amarillo"; son muchos años defendiéndole a capa y espada; tres lustros en que el diestro aragüeño ha tenido que recorrer un camino muy pedregoso en el que solo encontraba paz y sosiego cuando actuaba en distintas plazas de toros de nuestro territorio nacional y en su feudo natural, Maracay. Recordemos que, desde mi página taurina en el Diario VEA y mi Blog taurino Ferias y Fiesta de Venezuela, desde el primer día que tuvimos la dicha de verle, en el acto comprendí que estaba ante un artista de élite y, al final, el tiempo y el diestro nos han dado la razón.

     Nuestro empecinamiento al respecto de este artista apenas tenía pies ni manos. ¿Cómo se puede defender a uno que -unos locos- nosotros mismos llamabamos artista y apenas toreaba? Lógicamente, nosotros somos aficionados y, así le veíamos, como un gran artista. No somos empresarios, razón por la que no podíamos darle contratos. Pero no es menos cierto que nadie podía quitarnos la razón, pese a que algún boludo maricón de los que publican a diario sentía desprecio por este hombre, sencillamente, porque no toreaba. Estúpidos con mucho retraso mental los hay en el periodismo, en la política y en cualquier rincón del mundo.

     En breve vamos a describir aquí lo que hizo “El Amarillo” en Maracay el pasado sábado; lo han cantado hasta los que eran sus enemigos, pobres todos ellos porque han tenido que sucumbir ante el cataclismo que produjo su arte. Vimos a un Cariel pletórico, rotundo, artista, convicto y confeso de su propio arte. ¿Cabe dicha mayor? ¡Imposible!

     Por fin, su arte ha tenido el premio que en verdad le correspondía puesto que, lo que estaba viviendo era la peor injusticia que jamás se había cometido en el toreo. No es menos cierto que, José Cariel “El Amarillo”, como artista, pese a todo, tenía –mejor dicho, tiene- lo que se llaman devotos, tanto entre los aficionados como con los periodistas y, nosotros somos el ejemplo de lo que digo.

     Nuestra dicha no pudo ser mayor, no por el propio diestro que él si era consciente de su valía, sabedor de que el día que un animal le ayudara un poquito, temblaría cualquiera plaza de toros y, como se demostró, tembló hasta el misterio de su arte. La alegría vino dada porque con su triunfo apoteósico de dos orejas en la coqueta plaza de toros de La Macarena, del Parque Carlos Raúl Villanueva de Maracay, le estábamos diciendo al mundo que teníamos razón, que nunca estuvimos equivocados cuando le defendíamos, sencillamente porque dentro de su menudo cuerpo anidaba todo un gigante del arte.


     A partir de ahora no sabemos los contratos que los empresarios le pudieran dar o que le podrían ofrecer, de existir un mínimo de justicia, ya debería de estar apalabrando las grandes ferias de este año y el próximo. Pero si sabemos que nuestros vaticinios al conjuro de su arte eran de una verdad que aplastaba. Aquí dentro de nuestros archivos hay crónicas, artículos y entrevistas que atestiguan todo lo que decimos porque, sencillamente, ya lo habíamos dicho cuando nadie creía en este singular artista.

     Me quedo con el conjuro de su arte, con la expresión de felicidad que irradiaba su esposa María y sus hijos, esa familia que le ama y a la vez le admiran como lo que es: un gran torero, estoy seguro que ellos han pasado los peores años de su vida al ver que no le llovían contratos en ninguna feria. Particularmente yo he gozado con lo que observé de José Cariel “El Amarillo” sobre todo, podría decir al respecto del diestro de Maracay que, sin duda alguna, en estos momentos, es el hombre más feliz de este planeta.

     Ha triunfado la razón, ha resaltado el arte, ha vivido el valor frente a la extraordinaria gran becerra de la heroína Carmen Rosa Campolargo y todo eso ha tenido lugar en el recinto taurino del Parque Carlos Raúl Villanueva de Maracay. ¿Cabe dicha mayor? Para el torero y para los que lo apoyaron, seguro que no. Lo dicho, que se imparta justicia y que José Cariel pueda actuar en algunas corridas de toros este año y el que viene, sencillamente, para que los que no le conozcan sepan cómo y de qué manera se interpreta el arte. 

José Cariel “El Amarillo” ¡Desata pasiones en su eterno toreo!


     El encuentro se materializó. Por un lado los amores nostálgicos que sienten unos hacia el toreo encantador de José Cariel “Amarillo. El reconocimiento de su toreo clásico ha sido dogma para sus incondicionales, que no han dejado de emplazar su presencia en tardes ya soñadas. La insistencia para la definitiva oportunidad ha forjado un nombre de culto para aficionados exclusivos. Así recibieron algunos al diestro José Cariel “El Amarillo”, con una gran ovación al hacer el paseíllo junto a sus compañeros de cartel, por el gran esfuerzo en organizar este festejo en homenaje al Santo Patrono de Maracay, San José, fue como abrazar a un amigo, al que la vida ha marcado con la contrariedad del fracaso inmerecido, con complicidades de toda una vida de toreo.

     Para otros, nada de todo lo vivido puede arrebatar en este mes de abril sus flores. No deja de ser José Cariel “El Amarillo” un hombre ya más maduro, aunque insistente en la autenticidad de lo que ama profundamente, con una larga vida profesional abultada por una rotundidad que no ha llegado nunca. Que las cosas del corazón van por un lado y las del cuerpo por otra.

     No hay dudas que Cariel con este festejo en homenaje al Santo Patrono de Maracay pudo superar la credibilidad de todos los taurinos con sincero reconocimiento. Un cartel comprometido por la colocación en el espacio y las circunstancias, en el que no se pudo ni justificar, sencillamente porque no pudo. Se puede decir que le tocó la mejor res, que resultó la única evidente para el toreo puro. Mientras el diestro dejó un ligerísimo aroma de arrebato amoroso que transcurrió en toda la tarde, entre el publico imponderables. José Cariel “El Amarillo” se presentó en territorio amigo como los grandes, con una cuadrilla de lujo sobre el papel. 

     Decía Luís Miguel Dominguín, allá por los años cuarenta cuando levantaba el dedo índice como diciendo ser el número uno, de haber vivido ahora el diestro de Madrid, seguro que al contemplar el buen toreo del aragüeño José Cariel “El Amarillo” se metía la mano en el bolsillo y no la sacaba ni para sonarse la nariz. 

     En la tercera de la tarde, a la que recibió con unas verónicas de cartel, miraba al torero y le hacía una radiografía de cuerpo entero. No se le escuchó hablar a la res, pero con la cara lo decía todo. Llevó muy bien al animal al caballo, con un capote suave, Cuando el diestro de Maracay salió al ruedo en su becerra, ya dejó constancia de su clase, en unas verónicas templadas, limpias, con las manos muy bajas rematando con una revolera de arriba abajo, que llegó hasta los espectadores que ocupaban las gradas del coso. 


     Le había enjaretado el torero un par de derechazos al comienzo de faena, hasta que el animal se orientó y se mostró dispuesto a hacerse el amo de la situación. Pero “El Amarillo” atornilló los botines, tomó conciencia del trascendental momento que estaba viviendo y plantó cara con una valentía incuestionable, y aguantó lo que parecía imposible, citando al pitón contrario, muy cruzado, y así dibujó pases sueltos de un mérito extraordinario. Palpitaba de tensión la plaza, se masticaba falta mas algunas series de alta intensidad ofreciendo un repertorio de su tauromaquia.          

     Nuevamente comenzó la faena con muletazos muy largos pudiéndole la vaca con la mano diestra, luego tomó la muleta con la izquierda donde la becerra era fenomenal por ese piton, clavó sus botos en la boca de riego y comenzó a dar naturales jugándose literalmente la vida con la res de la heroína Carmen Rosa Campolargo, que estaba con el pitón como cuando salió del vientre de su madre, a toda punta. La del hierro del recordado Juan Campolargo, rozaba la calzona del diestro y los tendidos ya no coreaban el típico olé sino el ¡ay! ante su temerosa valentía. Delineaba la silueta alargada, dimensionaba un potencial inspirado, medía los tiempos dejando descansar al animal, enganchaba pases profundos, limpiaba las impurezas del temperamento, cosía con belleza las volandas del engaño, imponía la tranquilidad dominadora, y como colofón trasladó la sabiduría ejecutora en unos escalofriantes naturales de soberbia hermosura. Ejecuto la suerte suprema a simulacro de muerte acertando bien. 

     Gran ovación con dos orejas simbólicas tras faena de ensueño.





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