lunes, 9 de febrero de 2015

El duende y la suerte de Fabio Castañeda


     El matador de toros venezolano Fabio Castañeda tiene algo que no se le detalla a muchos toreros: duende, embrujo, gracia, empaque... ¡suerte!
Si señor toda la suerte del mundo para que en este preciso momento en que nuestro territorio nacional en la cual no hay toreros usted pueda representar el tricolor patrio.

     Fabio Castañeda puede ser hoy día ese ídolo que en este momento histórico del toreo en nuestro país necesita, en el que el toro importa un pimiento. Y da igual el burel que salga por la puerta de los chiqueros si Fabio Castañeda despliega su magia, se abre de capa o muleta y el resultante es un destello de lo que hoy se considera el arte que no se puede aguantar...

     Nadie le puede negar a Fabio Castañeda su toreo solemne y de gran  majestuosidad y virtuosismo.
Si los diestros hubiesen acertado con la espada estaríamos hablando de que en San Cristóbal se cortaron varias orejas en unas tardes llenas de matices, buenos y malos. El pasado jueves 29 de enero nuevamente el coso taurino de Pueblo Nuevo con esmero nos abrió sus puertas como siempre lleno de grato calor, sensibilidad y alegría torera para llevar las secuencias de una bella tarde de toros con los matadores de a pie y a caballo: Diego Ventura, David Fandila “El Fandi”, Iván Fandiño y Fabio Castañeda que dejó aires de regresar muy pronto a su terruño para seguir enamorándonos con su exquisito y sensacional toreo. Sin duda, la faena por excelencia en adjetivo posesivo la protagonizó Fabio Castañeda frente a su primer toro que se desplazó con empuje y raza en la muleta.

     Con un espectacular lleno Fabio Castañeda demuestra cada vez más que sale al ruedo es a jugársela a todo dar en esta difícil profesión. Estuvo extraordinariamente bien. Claro que sí. Es que este torero lo hace casi todo bien porque compone la figura como nadie, maneja los engaños con pasmosa suavidad, acompaña la embestida con suma elegancia. Entusiasmó con el capote a la verónica de salida dibujando y ligando seis hermosos lances llevando al toro hacia los medios para rematarlo con una media de manos bajas muy personal, excelsa. Como el resto de las ocasiones no perdonó una oportunidad. 


     Con las banderillas debería tomar mayor práctica si desea figurar en dicho tercio. No está demás en recomendarle que se abstenga de ejecutar esta suerte para así evitar ¡cómicas! A la vista está que se llevó una fea voltereta sin consecuencia grave cuando no supo salirse del peligro cuando el toro le buscó para echarle mano. 

      Castañeda nos deleitó muchísimo, con muleta en mano comenzando por  doblones para luego ejecutar tres tandas de derechazos, muy buenos de verdad, rematando con el de pecho largo y un desplante muy torero. La música, a toda pastilla, y esta Monumental al estilo Fabio Castañeda, loquita de pasión con su torero. Ese fue el secreto de sus tres y emocionantes tandas en redondo. Y esas dos series posibilitaron a su vez un posterior toreo con la izquierda de alto rango 

     Y, delante, un toro de verdad, verdad. Pero qué más da, si Fabio Castañeda torea como los arcángeles. Y si se quita el toro, mejor... Porque el toro,  en el fondo como ya lo dije al comienzo tenia raza, ya que se desplazaba con gran calidad en su recorrido y mirando con fijeza el engaño para que el diestro diera más de su apoteósica faena. Castañeda nuevamente engancho al toro por delante y corrió la mano con hondura y muy en redondo, desplegando ese toreo natural con el que se ha hecho gente en el mundo del toro. Luego de estos extraordinarios muletazos cuando se despegó del toro Fabio Castañeda tomó la muleta por la izquierda y lo citó a pies juntos con la muleta no muy adelantada, desgranando tres preciosos naturales y un pase de pecho lleno de arte y gusto. 

     Antes de finalizar la faena, Castañeda a última hora, intentó el toreo con más disposición y entrega, el toro se entregó más y embistió mejor, y, él toreo más acoplado. Con la suerte suprema no estuvo certero. Perdió de cortar dos orejas. Fuerte ovación con saludo al tercio. 


     Algo parecido le ocurrió al segundo de turno, torero con aire sevillano, que aquí se crece entre el cariño de sus partidarios. Toreó como los ángeles, y fueron muchos el detalle que dejó en este segundo, este le permitió dar buenas tandas largas de derechazos y naturales de buen sabor y coloridos. Lamentablemente el toro no tenía la calidad del primero, se quedaba corto en su recorrido e incomodaba en ciertas ocasiones el lucimiento del torero en cada muletazos puesto que quería echarle mano. Falló con la espada en varias ocasiones. Aplausos.

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